INCIDENTE CRÍTICO. EXPERIENCIAS EN EL ESCENARIO PRÁCTICO
- Ana Lilia Mora Yañez
- 3 dic 2022
- 2 Min. de lectura
Dentro del escenario práctico, han existido diferentes experiencias tanto positivas como negativas, de las cuales se ha aprendido mucho. Una de ellas, cargada de emociones (tanto agradables como desagradables) para muchos de los participantes de este proyecto (Jesús y Jimena), fue la primera vez que se intervino de forma “profesional” y académica en un grupo real de alumnos y alumnas de secundaria. La institución es pública, perteneciente al nivel básico y obligatorio de educación, la secundaria número 130 “Guadalupe Ceniceros Zavaleta”, ubicada en Avenida Mixtecas en la colonia Ajusco, en Coyoacán.
En ese espacio se intervino en todos los grupos del turno de la tarde, eran 2 alumnas de Psicología por grupo de aproximadamente 20 alumnos, donde a pesar de hace un ambiente de solidaridad y compañerismo, existieron dificultades a la hora de la implementación el curso, que, por cierto, se centraba en la resolución de conflictos; pues la propia secundaria hizo un llamado a directivos del área de Psicología de la educación de la UNAM, pues los alumnos de algunos grupos presentaban acciones disruptivas, al punto de llegar a la violencia física.
Así es que, desde una primera perspectiva (Jimena), el poder intervenir con alumnado de secundaria, fue todo un reto en cuanto a la autopercepción y la autoeficacia que tenía sobre mis habilidades y capacidades académicas y en cuanto a cómo me percibía a mi misma en un entorno universitario. Así pues, uno de los principales retos fue colaborar con alumnado en etapa adolescente (de entre 13 a 15 años), pues es una de las etapas más complicadas y donde realmente noté una diferencia entre ellos y los alumnos y alumnas de primaria. Además de entender y aprender cómo sobrellevar las actitudes y aptitudes de los alumnos de secundaria, otro de los retos más grandes fue precisamente comprender la dinámica y la metodología de la intervención, el proceso de aprender cómo dar una sesión, como acomodar el contenido teórico, como manejar al grupo, etc. Fue un momento donde tuve tanto emociones agradables como no tan agradables, pues el poder entender lo que sucedía a mi alrededor y al mismo tiempo estar segura de lo que sabía, y controlar los nervios y la angustia al pensar siquiera en dar una sesión, fue un incidente crítico que definitivamente marcó un antes y después en mi labor como psicóloga educativa, pues al finalizar mis intervenciones logré poder sentirme auto eficaz en cuanto a lo laboral.
Como una segunda perspectiva (Jesús), la intervención con alumnos de secundaria fue enriquecedora en el aspecto de poder conocer los modos de trabajo de mis compañeras de clase y aprender de los mismos, identificar los recursos necesarios para la enseñanza-aprendizaje con el fin de realizar un mejor trabajo, sobre todo esta experiencia me ha servido para reflexionar sobre mis acciones dentro y fuera de la carrera, si realmente soy consciente de las implicaciones de trabajar con población en mi formación profesional, así como poder generar un cambio positivo en la comunidad en la que estoy trabajando, por lo que me hace sentir cierto grado de seguridad en mi preparación con respecto al futuro laboral.
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